Atención: Nada de sátira

En mi locura por apoderarme pronto del mundo entero, he estado buscando durante meses -como ustedes saben- formas baratas y proporcionales a mi pequeño presupuesto para transmitir mi mensaje a miles de personas de forma rápida y eficaz. Hace unos meses descubrí Instagram®, una preciosa aplicación que es suficientemente buena para lo que quiero.

Con su ayuda, después de crear una cuenta (a veces incluso anónima), puedes enviar textos, imágenes y videos para inspirar al mundo entero o a tu bien ganado público:

El objetivo principal es tan simple como ingenioso: conseguir muchos seguidores, los llamados: followers. Convenciéndolos de que vale la pena echar un vistazo en tu cuenta. Y cuantos más seguidores tengas, mucho mejor.

Y por supuesto, casi todos en Instagram quieren realizar este trabajo lo antes posible. Para ello se utilizan diferentes trucos: Se compran seguidores, se crean múltiples cuentas anónimas con diferentes usuarios, se usan bots, se simulan comentarios o se hacen los llamados Fake-Followings. ¿Qué…? ¿Quieres saber que significa eso? Es el llamado „Falso seguimiento“ y aquí te viene una breve explicación de cómo funciona: El usuario A se suscribe a varias cuentas de Instagram en una hora, con la esperanza de estos usuarios le retornen el abonado. Tan pronto como los otros usuarios ingenuos lo retornen, eliminas tú el abonado a sus cuentas. Ocurre el llamado unfollowing. O mejor dico: ¡Muchos de ellos!

¿Para qué todo este esfuerzo? Seguro te preguntas. Bueno, si consigues atraer la atención de varios miles de seguidores, podrías influenciar a muchas personas o ganar mucho dinero como „influyente“. Pero yo estoy muy, pero que muy, pero que muy, muy, muy, muy, muy, muy lejos de esa meta.

Pero como yo no soy una excepción a las leyes de la Internet, tengo que admitir que he caído bajo el hechizo del llamado „falso-seguimiento“. Porque el hecho de ver su lista de seguidores crecer constantemente despierta una ilusión de tener un Poder Digital que no puedo explicar.

Pero ahora tengo que contarte lo que me pasó ayer durante la interacción con otro falso actor del llamado „falso-seguimiento“:

Una persona educadamente me pidió que la siguiera. Por razones legales no puedo publicar sus nombres, así que le llamaremos Un individuo. Accepté la petición del individuo y lo seguí y él me siguió a mí. Todo estaba bien. Nos abonamos mutuamente, el mundo era de rosa, perfecto y ambos estábamos felices y contentos.

Pero al día siguiente me di cuenta de que el individuo ya no me seguía. Una acción que no me gustó, y se lo comuniqué rápidamente con un mensaje (aunque yo mismo hago lo mismo, es un poco raro cuando uno mismo es „la víctima“). Como dice ese viejo refrán: „Es cuando predicas agua, pero en tu mesa pones vino“: Que tramposo soy.

Traducción:
I:“hmmmmm…… Me pediste que te siguiera, y lo hice. Después de eso, me cancelaste el abonado. Eso no estuvo muy bien. Haré lo mismo contigo. Lo llamo karma„.

Segundos más tarde el individuo hizo un comentario, cuyo contenido me sorprendió tremendamente….

El precio del anonimato (2)

Traducción realizada con el traductor www.DeepL.com/Translator